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Publicado en 2004 CRYPTOCORYNES CON GARRA CHARRÚA  Por Rosario Arijón Expulsada de A

CRYPTOCORYNES CON GARRA CHARRÚA


Por Rosario Arijón
Expulsada de A.U.D.A.
rarijonuruguay@hotmail.com


Podría decir que no sé gran cosa de plantas. 
Conozco solamente algunas generalidades enriquecidas por experiencias personales, pero amo a la naturaleza y siempre tuve verde en mis peceras. 

En el lugar donde crío mis peces no existe la tecnología sofisticada. Hay unas ciento veinte peceras de vidrio que descansan en estanterías de hierro. Dos compresores empujan el aire a través de una sencilla y efectiva cañería ideada por un hijo ingenioso. 

En épocas pasadas, solía mantener mis acuarios con filtros biológicos y fondos de canto rodado con muchas plantas. En verdad que queda precioso, pero el tiempo que insume la limpieza también lo es. Hay que tener en cuenta que vengo persiguiendo a los peces desde que tengo uso de razón y dedicada a su crianza como me lo permitió mi vida. Agreguemos un marido, tres embarazos que resultaron en tres hijos varones, el trabajo fuera de la casa, y mi condición de mujer en un hogar tradicional, con todo lo que ello implica.

Se hizo excesivo el tiempo que dedicaba al mantenimiento de acuarios plantados y tomé la decisión odiosa de trabajar con acuarios desnudos. Nada más antinatural. A lo largo de todos estos años, plantas y peces y caracoles, se han tenido que adaptar a mi manera y a mi disponibilidad. Hacerse gaucho o quedarla, esa era la opción. 

El verde que mantuve fue diverso. Muchas fueron las plantas que llegaron, y que prosperaron o no por un tiempo, pero quienes demostraron una fidelidad a toda prueba fueron las cryptocorynes. Aguantaron una temperatura desde 16C a 32C y un PH entre 6 a 8. Soportaron luz solar en los acuarios con frente a los vidrios fijos que hacen las veces de paredes dobles, y también luz menguada, muy menguada y casi nada. 

Aparentemente serían por lo menos dos las especies de cryptocorynes que se adaptaron y posiblemente se hicieron más resistentes. Una la adquirí en un comercio especializado, y la otra es producto de un intercambio con el Dr. Daniel Carnevia. 

Si no hay un sustrato donde las cryptocorynes puedan enraizar, el resultado será una planta flotando acostada bajo la superficie del agua. Poco atractivo y bastante triste para las plantas fieles. La otra solución era aprisionarlas en pequeñas macetas y eso tampoco me gustó.

Suelo recolectar piedras en la costa de Rocha. Algunas vienen horadadas. Las perforaciones son de distinto tamaño y pueden ser únicas o múltiples. Se me ocurrió introducir las raicillas de algunas cryptocorynes a través de los orificios de una de estas piedras, como forma de mantener las plantas en el fondo y erguidas. Y funcionó. Y mucho mejor de lo que me esperaba. Se formaron macizos que cubrieron totalmente las piedras tutoras, las cryptocorynes se desplegaron, crecieron con fuerza y con las raíces libres.


Cryptocorynes enraizadas en piedras
Fotos Rosario Arijon


En mi cuarto de peces no existe sistema de filtrado. No tengo tiempo ni paciencia para limpiar los filtros. Pierdo tiempo mirando y cuidando de todo lo que veo vivo. Hay un equilibrio entre mi modalidad, las cryptocorynes, los espadas, los platys, los lebistes, los endlers, el caracol manzana dorado y el planorbis rojo. 

A.U.D.A. me invitó a participar en la Muestra del Zoo y me adjudicaron una pecera de frente a la entrada. Llevé macizos portátiles de cryptocorynes que, no solamente no se deshicieron con el traslado y cambio de acuario, sino que no sufrieron en lo más mínimo. Meses más tarde hice una poda a fondo de los enormes macizos que llegaron a cubrir prácticamente toda la pecera del Zoo. Descubrí que por su propia voluntad se habían enterrado profundamente en el sustrato. En algún caso habían arrastrado a la piedra tutora. Resistentes y adaptables, se encuentran a sus anchas tanto con sus raíces muy desarrolladas en el canto rodado, como con escasas raíces y mantenidas por una piedra sobre un fondo despojado. Así como las veo yo en mis peceras, pesados macizos verde oscuro que parecen plantados en el vidrio desnudo.


Foto María Mastroianni

Lo que antecede, algo sintetizado pero en esencia lo mismo, salió publicado en “Acuarismo al Día”, la revista de la Asociación Uruguaya de Acuaristas. Mis cryptocorynes llamaron la atención en la Muestra del Zoo y Roberto Recuero me pidió que escribiera sobre ellas. En ese entonces Roberto Recuero integraba la Junta Editorial de la revista “Acuarismo al Día” con Marcelo Casacuberta y el Arq. Pablo Laurino.

Entonces, resumiendo, tres de mis macizos de cryptocorynes se hospedaron por unos nueve meses en la pecera de la Muestra del Zoo. Estuvieron a una temperatura de entre 26 C y 28 C con luz artificial permanente, día y noche. En esas condiciones su crecimiento fue comparable al que observo durante los meses de verano en las cryptocorynes que mantengo en mi cuarto de peces. Este espacio destinado a mi hobby tiene techo doble de fibra de vidrio con una cámara de aire entre las dos capas. Fue edificado con ladrillo visto y tiene tres ventanas vidrieras dobles con cámara de aire. Es frente a estas paredes de vidrios dobles, que hacen las veces de ventanas fijas, que las cryptocorynes que reciben luz solar muestran un crecimiento notable durante el verano. 

Cuando en Marzo de 2002 armé la pecera del Zoo, solamente demoré unos pocos minutos en decorarla. Es bien cierto que ya contenía canto rodado y agua, pero la decoración y la plantación que normalmente a cualquier acuarista le lleva un buen rato, a mi me demandó solamente contados minutos. El tiempo que puede llevar soltar desde la superficie tres piedras en tres lugares elegidos del acuario. Con las tres piedras se sumergieron también los tres macizos de cryptocorynes. No requirieron ningún tipo de adaptación y allí se quedaron como si siempre hubieran estado, dándole a la pecera la apariencia que suele tener un acuario bien sazonado después de un adecuado y siempre necesario tiempo de maduración.

Me retiré de la Muestra del Zoo en enero de 2003.

De regreso a casa y devueltas a su antiguo entorno, o sea, depositadas sobre el fondo desnudo de vidrio de mis peceras, parecían reposar sobre un colchón elástico, casi blanco, formado por la masa tupida de raíces. La apariencia era grotesca porque no hubo forma de acomodar la enorme cantidad de raíces. El mes de enero equivale a pleno verano en Uruguay y es tiempo de fuerte crecimiento de mis plantas que empieza avanzada la primavera y se detiene en el otoño. En lo que restó del verano de 2003 no se apreció un aumento de volumen en el follaje pero sí fueron desapareciendo rápidamente las raíces desarrolladas en la pecera de la Muestra.

Uno de los macizos que viajó a la muestra cuando todavía mantenía algunos restos descompuestos de las raíces que desarrolló en esa estadía 
Foto María Mastroianni

Transcurrieron estables el otoño y el invierno de ese mismo año y llegó la primavera y luego el verano de 2004. Y esos tres macizos no mostraron ni por asomo la fuerza de crecimiento habitual en las temporadas soleadas y calurosas. Entonces tengo que asumir que las cryptocorynes adaptadas a las condiciones ásperas de mi cuarto de peces prosperan notablemente en habitats más blandos como el de la pecera de la Muestra. No quiero decir con esto que la vida sea dura para los seres que habitan mi cuarto de peces. Lo que ocurre es que con el paso del tiempo el techo de fibra de vidrio se percudió y ya casi no permite el paso de la luz y habría que desarmar las ventanas vidrieras porque entre uno y otro vidrio se ha formado musgo y han nacido helechos que también dificultan el paso de la luz. A pesar de las bolitas antihumedad que los expertos instaladores depositaron a lo largo de la cámara de aire entre vidrio y vidrio. Además la temperatura ambiental baja mucho durante el invierno. Y a pesar de todo, ese cuarto rebosa de vida sana. Serán las ganas de vivir.

Su permanencia en la Muestra demostró que desarrollan excelente follaje ya sea con abundantes raíces enterradas en el sustrato o con escasísimas raíces arraigadas en piedras y libres del sustrato.

Vista de un macizo volcado para que se aprecie la pequeña piedra tutora y las raíces casi inexistentes
Foto María Mastroianni


Estas comprobaciones se refieren a macizos madres y no a jóvenes plantas. Cuando me retiré de la Muestra le obsequié a A.U.D.A. varias decenas de plantas jóvenes. Meses después pregunté sobre el desarrollo de esos ejemplares y, según se me informó, habían sido plantados en el sustrato pero no se había notado que prosperaran. Nunca realicé un estudio comparativo entre el desarrollo de plantas jóvenes con raíces libres o enterradas en el sustrato. 


Un macizo más pequeño

Foto María Mastroianni

Resulta obvio que se mal acostumbran rápidamente a condiciones más benignas porque el regreso a su entorno habitual más áspero no les cayó del todo bien, ya que no mostraron el fuerte crecimiento acostumbrado durante la temporada estival.

Esperemos que en los próximos meses de primavera 2004/verano 2005 esos tres macizos de cryptocorynes no sigan resentidos y se muevan con la misma fuerza de sus otros hermanos que nunca salieron al mundo y que no conocen otra vida.

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