EL ENDLER EN URUGUAY
II
¿Una batalla perdida?
DOCEAVO CAPÍTULO DE LA BATALLA DEL ENDLER
Octubre 22, 2008
Sres.
Abordaré con cautela vuestra
propuesta de aproximación.
Cuando insólitamente
fui expulsada de AUDA, recibí al tiempo el respaldo de dos asociaciones
argentinas que me nombraron socia honoraria: la AAA y el
CAC.
Este reconocimiento de
dos entidades del exterior, y el transcurso de varios años, han provocado
un divorcio afectivo e intelectual de mi persona hacia AUDA.
Como mis ideas respecto
al hobby siguen siendo las mismas, deduzco que es AUDA la que ha cambiado,
en consecuencia solicito conocer la identidad de quienes integran la actual
comisión directiva.
Atte.
Rosario Arijón
EL ENDLER EN URUGUAY
II
¿Una batalla perdida?
CAPÍTULO
FINAL DE LA BATALLA DEL
ENDLER
Junio 2011
Cuando
recibí la invitación de AUDA a reanudar vínculos quise conocer los nombres
de todos los integrantes de la Comisión
Directiva, pero nunca recibí respuesta. Indagué por mi cuenta y pude saber que
entre dichos integrantes figuraba el comerciante que me hicieron denunciar
por escrito, a pesar de que era práctica común que la directiva hablara
privadamente con el socio eventualmente denunciado y solucionara así
cualquier diferencia. Luego, mediante
amenaza insólita de AUDA de hacer público el tema, decidí responder a la provocación y
publicar yo todo el asunto en Uruguay en El Acuarista.
Pero
eso no es todo, con posterioridad a
la renuncia de la comisión que lideraba cuando me expulsaron, -que culminó su mandato en el 2006
en medio de un gran escándalo con amenaza de denuncia penal y
posteriormente fundaron CAU-,
asumió en AUDA una nueva directiva y entre sus miembros estuvo el
denunciado involucrado en la
Batalla del Endler. Cada dos años hay elecciones en AUDA y en
el siguiente período también militó esta persona, y en la fecha en que AUDA
me invita a participar nuevamente, el mismo seguía recibiendo respaldo de la Institución
mientras mi expulsión seguía vigente.
¿Fue por eso que no contestaron mi solicitud acerca de quienes integraban
la comisión directiva?
AUDA
otorga prioridad a los intereses comerciales en desmedro de los ideales de
los aficionados.
Es un
poco tarde para que yo acepte restablecer los vínculos con AUDA.
No sé
en qué lugar reposaban los acuaristas conocidos
de años y mis seudo amigos cuando se generó mi expulsión.
No supe
de ellos en aquel entonces.
Y no
quiero volver a saber de ellos.
Y
conste que mi relación con algunos de esos viejos acuaristas
no se limitaba meramente al hobby sino que era de carácter personal. Es así que concurrí a almuerzos, alguna
vez con uno de mis hijos, a la celebración de algún aniversario de casados
con mi esposo, visitas a domicilio y sanatorio en algún quiebre de salud de
alguno de ellos, contactos personales, etc. y estoy persuadida que
cualquiera de ellos si se hubieran opuesto con firmeza a la bizarra
expulsión, por el mero peso de antigüedad como integrantes de AUDA,
hubieran hecho abortar la resolución.
Hubiera sido un veto de carácter moral.
No debe
existir en el mundo un caso semejante en ninguna asociación de cualquier
hobby, filatélica, colombófila, etc., en que se expulse a una activa
colaboradora de la asociación que fue además jueza, autora de artículos
para el boletín, y que colaboró también durante años haciendo disponibles
animales reproducidos por ella a muchos acuaristas.
Tengo
que concluir que los que votaron en mi contra como los que se mantuvieron
en silencio, también en mi contra, demuestran un encono hacia mi persona de
una crueldad similar a la del matoncito escolar que se venga del buen
alumno empujándolo en el patio o desparramándole los útiles.
En su
carta de aproximación AUDA habla de “en reconocimiento de sus inestimables
méritos como acuarista y a su contribución al
acuarismo en el Uruguay”. La pregunta
que surge inevitable es: ¿entonces por qué fui expulsada?
La
razón fundamental por la cual no quiero regresar a AUDA es que no comparto
sus convicciones. Viví demasiadas
situaciones por las cuales me había alejado voluntariamente aunque
continuaba abonando mi cuota como colaboración a la única asociación
existente entonces en Uruguay.
Regresé a participar activamente cuando fui insistentemente invitada
a colaborar con la Muestra
del Zoo para irme desengañada y asqueada a los
pocos meses, a pesar de mi temperamento luchador.
A todo
se suma la discriminación de género que padecimos puntualmente algunas
mujeres acuaristas.
Recuerdo
una situación en particular, causada por la intriga y luchita de poderes,
en la que no se encontró mejor salida que endilgarme el fardo de una
infidencia.
Murmurando
a mis espaldas.
Seguramente
por cobardía, porque una mujer no pide explicaciones a golpes de puño.
Ha
pasado mucho tiempo y la
Batalla del Endler no tiene
vigencia en mi vida de acuarista, pero quedan latentes el desprecio y el
resentimiento.
Tuve un
aprendizaje terrible acerca del ser humano en mi pasaje por esa
asociación.
Y el
que olvida nunca aprende.
Quiero
agregar que en el momento en que se generó la situación que derivó en la Batalla del Endler, yo había recientemente publicado a Uruguay en
El Acuarista.
Este emprendimiento provocó reacciones variadas en gente relacionada
a AUDA, especialmente una fuerte
competitividad dada la enfermiza idea de que AUDA era única y todopoderosa
en el acuarismo uruguayo.
Me
provocaron daño personal.
Rosario
Arijón
“Apurar
cielos pretendo
Si es
que me tratáis así ¿Qué delito cometí
Contra
vosotros naciendo?
Y pues
si nací
Ya
entiendo
Qué
delito he cometido”
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